Los modelos económicos han cambiado. Desde hace unos años, la transición a una economía circular es un hecho y, aunque todavía son muchos los pasos que quedan por dar, ya se aplican algunas medidas para incentivar el cuidado al medio ambiente, como son las tasas medioambientales. En el post de hoy os contamos todo sobre ellas.
Impuestos medioambientales
Las tasas medioambientales son impuestos que gravan las actividades perjudiciales para el medioambiente (como pueden ser las emisiones de gases de efecto invernadero o CO2), con el objetivo de atenuar el cambio climático y fomentar un uso responsable y eficiente de los recursos.
Estas tasas, además, están pensadas para reducir la huella de carbono de las empresas cuyas actividades puedan resultar más contaminantes, al tiempo que promueven las energías renovables y el ahorro energético.
¿Qué gravan las tasas medioambientales?
Aunque cada país cuenta con unas medidas concretas en esta materia, hay algunos impuestos fijados a nivel internacional como pueden ser los relativos a los siguientes aspectos:
- Emisiones de monóxido de nitrógeno y dióxido de nitrógeno, producidas en su mayoría por vehículos de combustión.
- Emisiones de dióxido de azufre, que provienen en gran parte de la quema de carbón y combustión de productos petrolíferos.
- Gestión de residuos y reciclaje.
- Contaminación acústica, sobre todo la causada por aviones al despegar y aterrizar.
- Emisiones de CO2.
- Contaminación del agua, evitando los vertidos tóxicos de empresas de producción.
- Transportes de combustión.
- Uso y consumo de los recursos naturales, para evitar una sobreexplotación de tierras u otros recursos.
- Productos que reducen la capa de ozono.
Estas tasas medioambientales se complementan con las regulaciones de cada país y, como comentábamos, ayudan a reducir la huella de carbono de las empresas, fomentando el ahorro energético.
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