Un depósito bancario es un producto de ahorro por el cual un usuario cede una cantidad de dinero concreta a una entidad financiera durante un tiempo pactado.
Ya hemos visto con anterioridad algunos métodos de ahorro que podemos implementar en nuestra rutina. Sin embargo, hay opciones para ir más allá y tratar de sacar rentabilidad a ese porcentaje de dinero ahorrado que vamos guardando día a día. El depósito bancario es una de estas opciones.
En el post de hoy analizaremos en profundidad cómo funcionan los depósitos bancarios, los diferentes tipos que podemos encontrar en el mercado y sus ventajas y desventajas con respecto a otros productos financieros.
¿Cómo funciona un depósito bancario?
Un depósito bancario funciona como un pequeño “préstamo” que el cliente realiza a un banco para recibir un beneficio, según las condiciones pactadas entre ambas partes. Al cabo del tiempo establecido, la entidad devuelve el dinero prestado junto a la rentabilidad estipulada de inicio.
Al existir diferentes tipos de depósitos bancarios en el mercado financiero, el funcionamiento de cada uno de ellos y la forma en la que podemos retirar los intereses generados varían, como veremos a continuación.
Intereses de los depósitos bancarios
Los intereses en los depósitos bancarios son el pago que el banco realiza al cliente por dejar su dinero en custodia. La cantidad de interés que se paga depende de varios factores, entre ellos el tipo de depósito, el plazo y la tasa de interés acordada. Dentro de los diferentes tipos de depósito podemos encontrar distintos tipos de interés:
- Interés Simple: Se calcula únicamente sobre el capital inicial. En cada periodo, el interés no se suma al capital, por lo que no crece con el tiempo.
- Interés Compuesto: Se calcula sobre el capital inicial más los intereses generados previamente. Esto hace que el capital crezca más rápido, ya que se va acumulando.
Para conocer y comparar los intereses que pueden producir los depósitos bancarios que encontramos en el mercado financiero debemos prestar atención a dos indicadores clave: el TIN y la TAE. Aunque el más importante de ambos sería este último. Conociendo el TAE de diferentes depósitos, puedes decidir cuál ofrece un rendimiento efectivo más alto. Por lo tanto, la TAE es una herramienta clave para elegir la mejor opción entre productos de ahorro o inversión.
Tipos de depósitos bancarios
Dentro de los depósitos bancarios podemos encontrar diferentes tipologías según su rentabilidad y riesgo, aunque los más comunes son los siguientes:
Depósitos a la vista
Los depósitos a la vista son aquellos que se caracterizan, principalmente, por su flexibilidad. A diferencia de otros tipos de depósitos, permite la retirada del dinero de forma parcial o total cuando se quiera sin penalización, sin embargo, suelen ofrecer rentabilidades más bajas que otras opciones de depósito.
Depósitos a plazo fijo
Los depósitos a plazo fijo, en este caso, y a diferencia del depósito a la vista, son aquellos en los que el dinero no puede retirarse durante el tiempo pactado. Pasado este periodo, previamente definido, se devuelve el dinero junto a los intereses generados.
Depósitos estructurados
Los depósitos estructurados son aquellos en los que la rentabilidad de estos no está asegurada, ya que es variable y depende de diferentes índices bursátiles, de la cotización de un grupo de acciones o de otros activos subyacentes.
¿Cómo calcular la rentabilidad de mi depósito bancario?
Para calcular la rentabilidad de un depósito bancario, y poder compararlo entre un abanico de opciones, debemos calcular la TAE. Para ello debemos aplicar el TIN que le corresponda al dinero que queramos depositar, ajustar el resultado al plazo y quitar las comisiones por operación que correspondan.
Por ejemplo, analizamos un depósito con un TIN del 1,5% y una comisión anual del 0,2% en el que queremos depositar una cantidad de 20.000€ a 5 años. En este caso, el TIN anual correspondería a 300€ (1,5% de 20.000€), cantidad que habría que multiplicar por los 5 años que duraría el depósito, lo que nos daría un resultado de 1.500€. A este interés, deberíamos restarle las comisiones establecidas que, en este caso, serían de 40€ anuales o 200€ totales en 5 años. La rentabilidad de nuestro depósito sería de 1.300€, lo que daría una TAE del 1,3%.
Aun así, debemos tener en cuenta que hay que pagar impuestos por los intereses recibidos por un depósito, por lo que la cantidad final a recibir no depende en exclusiva del TIN y la TAE.
Ventajas y desventajas de un depósito bancario
Los depósitos bancarios son una opción de inversión y ahorro muy popular por su seguridad y facilidad de uso. Sin embargo, tienen ventajas y desventajas que debemos tener en cuenta antes de decidir si son la mejor opción para cada situación financiera.
Ventajas de los depósitos bancarios
- Seguridad: Los depósitos bancarios son considerados una inversión segura y de bajo riesgo.
- Rentabilidad previsible: Al acordarse una tasa de interés fija, el cliente sabe cuánto rendirá su inversión. Esto es ideal para quienes buscan estabilidad sin riesgo de fluctuaciones.
- Liquidez en depósitos a la vista: Los depósitos a la vista, por ejemplo, permiten al titular acceder a sus fondos en cualquier momento.
- Accesibilidad: No requieren conocimientos avanzados en inversión ni seguimiento constante, por lo que son adecuados para personas con poca experiencia financiera.
Desventajas de los depósitos bancarios
- Baja rentabilidad: Los depósitos bancarios, sobre todo los de ahorro a la vista, ofrecen rendimientos más bajos en comparación con otras opciones de inversión.
- Limitación en depósitos a plazo fijo: Por ejemplo, en los depósitos a plazo fijo, el dinero queda bloqueado hasta el vencimiento del periodo acordado.
- Inflación: si la tasa de interés es menor que la tasa de inflación, el valor real del dinero depositado puede disminuir con el tiempo.
- Comisiones y gastos asociados: Algunas cuentas bancarias o depósitos pueden tener comisiones de mantenimiento, gastos administrativos u otros cargos que reducen el rendimiento neto.
Depósitos bancarios frente a otras opciones de ahorro
Viendo las características principales de los depósitos bancarios podemos compararlas con otras opciones de inversión y ahorro disponibles en el mercado, para escoger la que mejor se adapta a nuestras necesidades.
Por ejemplo, las cuentas de ahorro son muy parecidas a los depósitos a la vista ya que estas permiten acceder al dinero de forma inmediata. También suelen ofrecer interés, aunque generalmente bajo, por lo que sus características son muy similares.
Los fondos de inversión, por su parte permiten que un grupo de personas ponga su dinero en un fondo que es gestionado por expertos y que invierte en acciones, bonos, bienes raíces, etc. De esta forma, se pueden diversificar los activos, reduciendo el riesgo que supondría focalizarse en una sola opción. Sin embargo, suelen requerir un mayor conocimiento financiero.
También podemos encontrar los bonos, que son títulos de deuda emitidos por gobiernos o empresas, en los que se paga un interés fijo o variable durante un periodo determinado. Suelen ser seguros y con una rentabilidad mayor, sin embargo, su liquidez es limitada.
En definitiva, teniendo en cuenta las características de otras opciones de ahorro e inversión, los depósitos bancarios son ideales para personas que buscan seguridad y estabilidad en sus inversiones, especialmente en el corto plazo o para crear un fondo de emergencia. Son una buena opción para quienes desean una rentabilidad asegurada, aunque baja, y no necesitan una alta liquidez en sus fondos.
Ya sabes qué es un depósito bancario y sus tipos más comunes, pero puedes aprender más sobre otros términos financieros en nuestro blog. ¡No olvides seguir nuestro perfil oficial de LinkedIn para no perderte ninguna de nuestras novedades!